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domingo, 2 de marzo de 2014

Las 4 fases del corredor ante una lesión

Cuando llevo un mes justo sin poder correr por una lesión de menisco y acabo de pasar por una artroscopia con la que espero se solucionen esas dolencias de rodilla me he parado a pensar en las sensaciones que he tenido durante este tiempo de parón. A lo largo de estos treinta días me he dado cuenta que he pasado por cuatro fases que quisiera compartir a continuación, ya que creo que son las sensaciones típicas que sufrimos todos aquellos corredores cuando en algún momento llega la temida lesión que nos trastoca todo el calendario de carreras, planes de entrenamiento, etc. Como conclusión anticipada diré que después de haber pasado por todas ellas he llegado a la conclusión de que lo mejor es la paciencia. Solo con ella se puede lograr una buena recuperación evitando posibles males mayores en el futuro:

- Fase "esto no me puede estar pasando": eso es lo primero que pensamos cuando el dolor comienza a ser inaguantable y sabemos que algo no va bien. A pesar de eso, volvemos a probar varias veces antes de darnos cuenta que no hay nada que hacer. El peor momento es ese en el que después de una y otra intentona tienes que parar en mitad del entrenamiento y ves como otros corredores continúan los suyos. Además, piensas en la carrera del fin de semana próximo en la que ya te has inscrito y para la que llevabas semanas preparándote. Ahí es cuando nos intentamos convencer de que el dolor se irá descansando un par de días y todo saldrá como esperábamos.

- Fase "me ha pasado y es el fin": tras los días de parón, de querer y no poder, nos damos cuenta de que por mucho que hagamos y por mucho hielo que pongamos el dolor no se va. Llega el momento de la resignación y la decisión de acudir al médico. Cuando tras las revisiones y las pruebas oportunas el médico nos confirma la temida noticia el mundo se cae. Te dicen que tienes que parar la actividad física unos días o semanas y parece que no vas a volver a correr en la vida. Y en ese momento piensas por qué no te aficionaste a tocar el piano o jugar al tute.

- Fase "cuanto antes mejor": poco a poco se van las nubes negras y oscuras y comenzamos a ver algo de luz. Del "es el fin" pasamos al "cuanto antes mejor". Es el momento en el que asimilamos lo que nos ocurre y solo pensamos en una pronta recuperación. "Somos deportistas, joder", decimos, confiando en que eso nos hace tener ciertos super poderes para recuperarnos antes que cualquier otro ser humano. Los dos meses de reposo que el médico nos ha dicho es, con un poco de suerte y una buena rehabilitación, poco más de un mes para nosotros.

- Fase "esto es lo que hay":  te das cuenta de que más vale prevenir que curar y que al fin y al cabo las lesiones también forman parte del juego. Es el momento en el que nos damos cuenta de que lo mejor es parar lo necesario para tener una buena recuperación y no forzar nada que el día de mañana se pueda romper. Creo que a esta fase no todos los corredores llegan y otros tal vez se la toman demasiado en serio. 

En mi opinión, y aunque inevitablemente ya esté mirando fechas en las que poder volver a correr, creo que no hay que tener ninguna prisa y que sean las sensaciones que cada uno tenga las que marquen el momento de volver a la acción. Pero también creo que una lesión no tiene por qué ser el fin de nada, pues al fin y al cabo de lo que se trata es de disfrutar de lo que nos gusta adaptándonos a las circunstancias que nos van viniendo. Se trata en definitiva de una carrera más que tarde o temprano a todos nos toca correr alguna vez. Y vosotros, ¿qué opináis?

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